No voy a consentir bajo ningún pretexto que se culpabilice a la inmigración del aumento de la inseguridad, del vandalismo, de la pérdida de puestos de trabajo, del colapso de las consultas de pediatría, de la falta de plazas de las guarderías o de la falta de sitio en los colegios.
Es preciso estar alerta ante los intentos de demonización de las personas inmigradas, fruto sin duda de la estrategia de construir una verdad a partir de una mentira repetida una y otra vez. Muchos de los problemas que se achacan a la inmigración son en realidad una falta de previsión de la Administración responsable de proveer los servicios, o una insuficiente dotación de recursos o de medios para vivir con la calidad suficiente en pueblos y ciudades.
Y estas mentiras, rumores infundados, irán sin duda en aumento gracias a los defensores de la pureza de sangre o a los defensores del empleo (para los españoles, sobretodo), pues en estos tiempos de crisis económica los más vulnerables serán todavía más cuestionados. Y culpabilizados del desastre que han provocado en una mayoría aquellos que tampoco ahora estarán al borde de la exclusión o del riesgo y no tendrán ningún problema financiero.
Aumentarán las afirmaciones gratuitas, se utilizarán como arma arrojadiza, como arma electoral si hace falta, utilizando todo el cinismo y la malaleche que se pueda. En el otro extremo estarán aquellos que con un discurso mucho más politicamente correcto y fruto del márketing hablarán de ellos como nuevos aragoneses (sic Gobierno de Aragón), pero no tendrán ningún problema en ponerles todo tipo de obstáculos en el camino especialmente en cuestiones de papeleos y gestiones.
Para muestra un botón de lo que se avecina: la exaltación como noticia de la encuesta de los empresarios de CEOS-Cepyme de Huesca de hace unos días, en la que se relacionaban vandalismo e inmigración. Y ya algún medio de comunicación comenzó su particular campaña. A esta seguirán otras (ojalá no!!) como las del proteccionismo del empleo en Gran Bretaña o las noticias que nos llegan desde Italia, donde se alienta la xenofobia. Y también aquellas provocarán mis reacciones, pues no puedo dejar de sentirme provocado por la utilización perversa del discurso contra las personas inmigradas, que son sin duda unos héroes y heroinas de nuestro tiempo, que por otra parte están contribuyendo como ciudadanos y ciudadanas al progreso de nuestra tierra. Es ahora el mejor momento para proponer medidas de promoción, protección y discriminación positiva, pues seguro que la crisis se ceba doblemente sobre ellos.
En Aragón tenemos además la gran suerte de poder convivir con personas inmigradas, y aprender de su cultura, de sus valores y sus costumbres….por lo que tenemos la responsabilidad además de conseguir que puedan conservarla y transmitírsela a sus hijos e hijas, que con-viven con total naturalidad con los nuestros.
Para ello sigue siendo preciso que puedan hablar por sí mismos, que les demos la voz y la oportunidad de decirnos qué piensan…y sobretodo cómo se sienten…Pero sobretodo es el momento del mayor de los respetos: la no utilización, ni instrumentalización. Y mucho menos desde los discursos paternalistas de siempre.
Personalmente prefiero aprender de ellos, a vivir como ellos, a sentir como ellos, a luchar como ellos. Ellos y ellas, por supuesto. Estoy realmente contento de convivir con Aragoneses de Todos los Mundos.